por paco | feb 13, 2017 | Blog, Viajes, Volar con niños
Las vacaciones de verano y las de Navidad suelen ser los dos picos que registran más tráfico de pasajeros en las estaciones de tren de autobuses en los aeropuertos. La aglomeración, las prisas y los retrasos están servidos, por lo que toca armarse de paciencia y hasta plantearse, llegado el caso, pasar la noche en el aeropuerto. No exagero. Durante muchos años la única conexión directa y económica que teníamos para volar a Santiago era la de Ryanair. Menos de hora y medio de vuelo directo sin escalas, porque vuelos directos a Coruña no había y te tocaba hacer escala en Madrid, compensaban el madrugón que había que pegarse. Los irlandeses deben ser madrugadores y el único vuelo de entonces era el que salía a las 06:25 y te dejaba en Santiago cuando todavía no había amanecido. Para estar en el aeropuerto con los 45 minutos de rigor, vamos a las 05.30 por seguridad, te tocaba o pedir un taxi el día anterior o pedirle una ya no grande, sino tremendo favor a algún amigo o familiar que se diera contigo el madrugón. Así que siempre apuraba al máximo . En aquellas fechas no existía al conexión del metro con el aeropuerto como tampoco existía la T2, así que tenías que morir en la única puerta de control de pasajeros existentes. Aquella madrugada de verano no encontré a quien endosarle el marrón y acabé cogiendo un taxi que se lo tomó con mucha calma. vamos que llegué al aeropuerto pasadas las seis y con un subidón de adrenalina. Cuando me dirigí para pasar el control me quedé de piedra,...
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