Viajar es toda una aventura, y si lo haces con niños todavía más, pero sin duda lo que es una aventura es equivocarse de aeropuerto. ¿Qué cómo te puedes equivocar de aeropuerto? Pues muy sencillo, os cuento lo que nos pasó en nuestro último viaje a Alemania y que por fortuna se convirtió en una anécdota con la que nos reímos durante el viaje.
Bien, empezamos. Para nuestro viaje a Alemania, decidimos reservar con meses de antelación los billetes de avión y alquilar un coche en el aeropuerto. Nuestro destino era la zona de Nuremberg, por su cercanía con el parque de Playmobil, unos 60 km y situado a unos 120 kilómetros del parque de Lego. Dos citas marcadas en rojo en nuestro cuaderno de viaje. Y Nuremberg, porque era una ciudad que queríamos visitar y de paso aprovechar para visitar a mi tía que vive en el cercano Roth…., bueno, a lo que íbamos.
El primer paso fue empezar a rastrear en buscadores vuelos de Valencia a Nuremberg… y la verdad es que los precios se iban por las nubes…, o pagabas 600 euros por billete o tenías que hacer escalas en Suiza y pagando 300 euros…. Al final, con Ryanair encontré unos billetes por 95 euros por persona, éramos cuatro, así que el precio era estupendo… y el vuelo era a Frankfurt. Bien. Eureka. Introduje nuestra zona de búsqueda en Google…, Nuremberg y desde Frankfurt me daba 225 km y un par de horas. Así que pensando en las autopistas alemanas, nos llevaría menos de dos horas de viaje. Me dije que era una buena oportunidad y saqué los billetes. El vuelo llegaba a las seis de la tarde, así que teníamos margen para coger el coche y llegar a nuestro destino. Viajando con dos niñas pequeñas… el viaje no podíamos hacerlo más largo… Acto seguido en la misma página contraté un coche de alquiler que por ocho días nos costaba 140 euros, así que a priori la cosa pintaba bien.
Si reservar el avión y encontrarlo fue fácil, lo difícil fue encontrar una casa barata en la zona. Tras una larga búsqueda encontré un apartamento en un pueblecito llamado Merkendorf, por 300 euros los ocho días, una ganga. Por cierto, se llama Ferienhaus Teubner. Franz el dueño, sólo habla alemán, pero su mujer Frida, habla inglés… Y cuando busqué la distancia exacta entre Frankfurt y Merkendorf, el resultado fue de 230 kilómetros. Vamos, una distancia razonables desde el aeropuerto.
Llegó el día D y la hora H, cogimos nuestras maletas y facturamos con tiempo en el aeropuerto de Manises (si te interesa lee este post de Volar con niños y sin maletas) y nos disponíamos a emprender nuestro anhelado viaje.
Tras dos horas y medio de vuelo llegábamos a nuestro destino…, bueno a nuestro destino equivocado. La verdad es que a mí el aeropuerto me pareció pequeñito, una terminal que recorrías en unos minutos, y con pocas tiendas…., pues bien, encontramos el mostrador de alquiler de coches, y fuimos a coger nuestro Ford Fiesta en el aparcamiento del aeropuerto, que estaba a apenas cien metros… No le di importancia en ese momento pero todo me parecía de andar por casa, me imaginaba el aeropuerto de Frankfurt más grande, tipo Barajas, o el Prat…, pero la verdad es que en ese momento pensaba más en coger el coche y ponernos rumbo a Merkendorf.
Y ahí empezó la aventura. Al margen del caos típico de ¿dónde está el coche?…, ¿llevamos todas las maletas?…., ¡venga chicas… que llegamos en un par de horas… ! (ya sabemos todos los que somos padres, que el nivel de excitación y de adrenalina en estos momentos, no tiene límites…), pues bien, encontrado el coche nos demoramos un buen rato en poner los elevadores de los asientos, cargarlo y sacar de la maleta el TOM-TOM. El tiempo pasaba y la verdad es que mi preocupación era que no se hiciera de noche. Mientras mi mujer iba metiendo la dirección en el GPS, aún tuve que ayudar a un viajero que iba como yo unos minutos antes… no sabía cómo arrancar el coche. Yo era la primera vez que usaba un Start-stop, así que se lo expliqué y volví al coche. Una cara de sorpresa me esperaba. ¡Paco, esto marca 350 kilómetros! No puede ser…dije yo. Sí, lo he puesto dos veces…. Tras comprobar en el móvil que el TOM-TOM decía toda la verdad y nada más que la verdad toda la adrenalina se nos vinos abajo. En Frankfurt hay dos aeropuertos Frankfurt Main que es el que estaba a poco más de 200 kilómetros de nuestro destino y Frankfurt-Hann, ese pequeñito aeropuerto de andar por casa que está a 350 kilómetros… Jarro de agua fría mientras las adrenalinas no paraban de hacer la temida pregunta. ¿cuando llegamos?
Caminábamos hacia las ocho, y teníamos que llegar a las diez a nuestro destino, vamos… que no llegábamos… con suerte a las 11 o más, pero no era cuestión de ponerse a viajar de noche, ya sin luz día… La opción fue buscar algo cerca de allí, y pasar la noche para continuar viaje por la mañana. Tras un rato entre nervios y apuro por ver cómo pasaban los minutos, dimos con una pensión en Wahlenau. El Tom-Tom esta vez marcaba un trayecto asequible, 7 kilómetros o seis minutos desde el aparcamiento del aeropuerto. Así que pusimos la dirección Dietrichstrasse, 18 y allá que fuimos. Me tome con humor la traducción del navegador (Calle Peligro, 18) porqué pensé que ya no nos puede pasar algo más… La pensión estupenda y el viaje una maravilla. De esta aprendes, en los vuelos low cost existen infinidad de aeropuertos y puedes acabar volando donde menos te lo esperas. Así que recuerda asegurarte bien del nombre del aeropuerto y de la distancia.
Paco Beltrán
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